En la perla del pacífico, las familias se fortalecen como entornos protectores para la niñez

María Fernanda* es una mujer de 30 años, madre de Felipe*, un adolescente de 13 años, y pareja sentimental de Enrique*. Viven en el barrio Exporcol en Tumaco, Nariño. Ella se dedica al cuidado de su hijo y el hogar, su pareja a la pesca artesanal y Felipe* asiste al colegio. Son una familia muy tradicional de la perla de pacífico, que sueña y trabaja día a día por lograr sus sueños.

Ellos, como familia, son participantes del servicio de fortalecimiento familiar de Aldeas Infantiles SOS en Colombia.

María Fernanda* escuchó sobre Aldeas Infantiles SOS por primera vez cuando una amiga le contó y le explicó de qué se trataba, le dijo que era una gran ayuda para las familias y que debía vincularse. Se emocionó con lo que escuchó, así que decidió acercarse, preguntar y participar.

De ese momento en que inició a fortalecer su familia, recuerda: “mi hijo era muy rebelde, no me hacía caso”, la relación entre ella y Felipe* era tensa. Pero en la medida en que fueron participando de los encuentros grupales y recibieron acompañamiento personalizado en su hogar, dice: “él ha mejorado bastante”, mientras se dibuja una sonrisa de tranquilidad y satisfacción en su rostro.

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Las familias de Tumaco, Nariño se fortalecen como entornos protectores para la niñez y la adolescencia, gracias a los encuentros grupales en donde se les sensibiliza sobre los derechos de la infancia y la adolescencia, crianza respetuosa y amorosa, el respeto y la protección de niñas, niñas y adolescentes, entre otros; y al encuentro personalizado casa por casa y familia por familia, en los que se identifican las necesidades y situaciones puntuales de cada una y se establece un plan de acción en un determinado tiempo, en el que, por supuesto, reciben orientación y acompañamiento permanente del equipo profesional de Aldeas Infantiles SOS.

Para Ana Milena de los temas abordados en el proceso de fortalecimiento familiar lo que más le ha gustado es “cómo proteger a mi hijo, cómo amarlo, cómo respetarlo (…) Toca garantizar los derechos a los niños y niñas, hablarles, no maltratarlos y siempre protegerlos”.

Concluye esta familia sobre su participación en el proyecto: “aprendí a cómo hablarle a mi hijo, que no es estarlo maltratando, sino que es dialogar con él. Mi relación con mi hijo es muy buena y es amorosa. Yo amo a mi hijo”.

*Nombre cambiado por protección

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