La realización de actividades con las familias y la comunidad permitió el reconocimiento de los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos, así como el empoderamiento frente a estos mismos, el acceso a rutas de atención y denuncia y en encuentros de formación sobre habilidades de autoprotección.
“Yo estoy en el grupo de prevención de violencia. Ahí nos enseñan a tener principios del diálogo, a aprender a dialogar con los niños, con la pareja, con los vecinos y nos enseñan lo que es el vínculo de la familia. Nos enseñan cómo protegernos” Rosmira*, madre de familia en Cartagena.