“Quiero ser madre sustituta y abrir las puertas de mi hogar" la historia del hogar sustituto de María
agosto 13 2024

“Quiero ser madre sustituta y abrir las puertas de mi hogar" la historia del hogar sustituto de María

La casa de María, una mujer de 46 años que vive en Puerto Asís, Putumayo, en la Amazonía colombiana, solía resonar con las risas y voces de sus dos hijos, pero ahora, con ellos ya independientes ha sentido “el nido vacío”. Sobre esto dice: “Yo quedé sola, mis hijos están jóvenes, mi hija tiene 28 años y mi hijo tiene 19 años, y él ya se fue a prestar servicio, mi hija tampoco vive conmigo. Vivo solamente con mi pareja y la casa es grandísima, entonces se sentía vacío todo”.

Su hogar, tan grande como sus ganas de dar amor, se sentía solo y en silencio, hasta que una idea comenzó a tomar forma en su mente: ayudar a otros niños que necesitaran un lugar seguro, un refugio donde pudieran encontrar no solo un techo, sino también cariño y cuidados. Y es que María conocía de cerca esta experiencia: “Una tía mía hacía esta labor y ya sabía de qué se trataba ser madre sustituta. Yo siempre iba y miraba niños y niñas en el hogar de mi tía”.

María admiró esa gran labor y ahora ya con hijos adultos se preguntaba si ella misma podría hacer algo similar. Habló con su esposo, quien le dio su apoyo sin dudarlo. Ella recuerda sus palabras: “Si usted quiere, mija, si usted quiere ayudar yo la apoyo” y una sonrisa bastó para tomar la decisión.

El hogar sustituto de María: un refugio de esperanza y amor

María tuvo que realizar varios cambios en su vida antes de emprender su compromiso como madre sustituta. Lo primero que hizo fue renunciar a su trabajo para poder dedicarse al cuidado. Luego, se acercó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para postular a su familia como un hogar sustituto.

Y es allí, en ese momento, cuando conoce Aldeas Infantiles SOS a través del proyecto “Tejer cuidado, es crecer en familia”, quien acompañó paso a paso su andar para constituirse como un hogar sustituto para la niñez y adolescencia, y adelantar todas las etapas que son necesarias para lograrlo.

Este acompañamiento del equipo de profesionales del proyecto se basa en el Modelo Integral de Aldeas Infantiles SOS y consiste en fortalecer las capacidades y brindar herramientas a los hogares sustitutos para el cuidado y la crianza desde un enfoque de derechos y una vinculación afectiva que permita resignificar las historias de vida de los niños, niñas y/o adolescentes acogidos, a través del amor y un entorno protector y seguro para ellos y ellas.

Se logra mediante un plan de desarrollo formulado con la familia, en el que se definen metas sobre las que se avanza en periodos de tiempo determinado. Las acciones de acompañamiento se hacen a través de visitas en el hogar de cada familia y el desarrollo de encuentros grupales con otras familias sustitutas.

Sobre esto afirma María: “ellas [refiriéndose al equipo de profesionales de Aldeas Infantiles SOS] están pendientes, me llaman o vienen a mi casa. Han estado ahí acompañándome en todo el proceso”.

El amor de un hogar sustituto transforma

Tras un par de meses y de surtir el proceso de postulación y fortalecimiento como hogar sustituto, llegaron a casa de María dos hermanos, una niña de 11 años y un niño de cinco. Desde el primer día, ella se dedicó por completo a los dos niños, los inscribió en el colegio, los llevó al médico y les presentó su nuevo hogar.  

“Me parece muy bonito uno ayudar a los niños y niñas, darles cariño, ayudándoles a echar pa’ delante con el estudio (...) estar al día con ellos, (...) Me ha gustado mucho.  Los llevo, los aconsejo, les hago ver las cosas, les digo -esto es así mijos, tienen que adaptarse a un nuevo ambiente, pasaron por muchas cosas en su casa, pero acá es diferente”. María los guía con paciencia y cariño, mostrándole que la vida puede ser diferente, y que pueden aprender a confiar y a sentirse amados.

En esta etapa de madre sustituta, la de acogimiento, María y su familia continúan recibiendo orientación, apoyo y acompañamiento de Aldeas Infantiles SOS, para que su vocación por la protección de la niñez esté acompañada de las capacidades necesarias que permitan cuidado de calidad y crianza amorosa para los niños y niñas que acogió en su hogar, y que esté basado en el afecto y la confianza.

María ha visto cómo los hermanos que acogió en su hogar empiezan a florecer y cómo su casa, hasta hace poco vacía y en silencio, hoy se llena nuevamente de risas y juegos. Siente que tiene ahora una nueva razón para levantarse cada mañana. Asegura: “ahora me levantó más temprano porque despacho a mi marido que sale a trabajar, y para llevar también a los niños al colegio; recogerlos luego de la jornada escolar, estar pendiente de su comida y de cuidarlos”.

Un hogar sustituto no solo ofrece un techo y alimentación a niñas, niños y adolescentes que lo requieren, es también una oportunidad para volver a soñar, un lugar donde pueden crecer con amor, respeto y seguridad. Para María, esa es la verdadera esencia de ser madre sustituta, la razón por la que abrió las puertas de su casa y de su corazón. Sabe que no puede cambiar el mundo, pero sí que puede cambiar el mundo de esos dos niños y colaborar a la sociedad. “Son] importante los hogares sustitutos porque uno colabora y uno abrirle las puertas para darles un hogar digno”, concluye María.

 

Aldeas Infantiles SOS es una ONG con presencia en 138 países y territorios. En Colombia trabaja en varias regiones del país donde brinda apoyo e impulsa los proyectos de vida en niñas, niños, adolescentes y jóvenes; así mismo fortalece las capacidades de cuidado, protección y crianza de familias en situaciones de vulnerabilidad.

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