El poder de la educación:  La historia de Maurin y sus hijas
octubre 18 2024

El poder de la educación: La historia de Maurin y sus hijas

Maurin, una mujer de 44 años, vive en La Guajira con su esposo, sus dos hijas y su suegra. Su vida, como la de muchos de sus paisanos venezolanos, ha estado marcada por los desafíos constantes que la migración representa para las familias. Llegaron a Colombia hace cinco años, escapando de la crisis económica de Venezuela y con la esperanza de un futuro mejor. Aunque la vida no les ha sido tan fácil, Maurin se siente agradecida por las bendiciones que han recibido en el camino. “Hemos pasado buenas y malas como todo migrante, pero gracias a dios nos ha llegado muchas bendiciones aquí”, afirma.

Uno de los mayores retos para Maurin, y en general para las familias en contexto de movilidad humana, fue conseguir trabajo y acceder a educación. “Lo más difícil ha sido la sobrevivencia, empezar de cero, muchas situaciones, por ejemplo, en las cosas del trabajo a veces se nos dificulta porque por ser venezolano no nos toman en cuenta”, asegura.

Al llegar a Colombia, sus hijas: Lupe* y Gabriela*, de 15 y 12 años, tuvieron que esperan dos años para poder asistir a la escuela, lo que afectó especialmente a la mayor, que se aisló y retrajo. "Fue muy difícil emocionalmente. Mi hija mayor estaba todo el tiempo encerrada, no se relacionaba con nadie y desarrolló un carácter muy complicado", recuerda Maurin. Buscaron ayuda y Gabriela*, la hija menor, obtuvo un cupo escolar y pudo reiniciar sus estudios. Pero Lupe, debía seguir esperando y su familia seguía anhelando por una pronta solución.

Acceso a educación: por un presente y futuro de oportunidades

La respuesta llegó a través de Aldeas Infantiles SOS, con el proyecto de “Educación en emergencias” que acompaña y orienta a las familias en contexto de movilidad humana en La Guajira, para que ellas y ellos puedan acceder a servicios básico, sus derechos sean garantizados y las niñas, niños y adolescentes puedan acceder a educación no formal. El equipo de Aldeas Infantiles SOS gestionó el caso y articuló con las entidades correspondientes para que Lupe* obtuviera su cupo escolar.

"Ustedes fueron una bendición de Dios", dice emocionada. "Tanto que le pedí al Señor, y Aldeas fue la bendición más grande. Ahora mi hija está estudiando, ha cambiado su actitud, se relaciona con todos y en el colegio la quieren mucho. Incluso ocupa el tercer puesto en su salón”.

Y no solo su hija ha visto cambios positivos, asegura Maurin* que toda la familia ha sido impactada por la labor. Lupe* y Gabriela* han participado en los espacios integrales, en donde han aprendido sobre proyectos de vida, salud sexual y reproductiva, manejo de emociones y fortalecimiento de los vínculos familiares. Y Maurin* y su esposo también se han sumado a estas actividades, aprendiendo a mejorar la comunicación, el respeto y la tolerancia en el hogar.

Ha sido tal el impacto del proceso de aprendizaje y fortalecimiento, que Gabriela* fue elegida como representante de La Guajira en el encuentro de participación juvenil que anualmente se realiza en Aldeas Infantiles SOS. “Es una experiencia que no lo podemos creer, eso es otra bendición grande, por eso podemos decir que ustedes han sido una bendición para mi hija, mi familia y para todo. Todos estamos emocionados por eso. Mi hija está más motivada que nunca, con ganas de seguir adelante y aprender más", dice Maurin* con una sonrisa inmensa en su rostro y con el corazón lleno de orgullo por lo que su hija ha logrado.

Para Maurin*, este cambio ha sido radical. "Hemos aprendido tanto. Como padres, a veces no sabemos cómo manejar ciertas situaciones, y el apoyo de Aldeas Infantiles nos ha dado herramientas para hacerlo mejor. Ha habido un gran cambio en la relación familiar, y me siento muy agradecida por todo. Hemos compartido y aprendido mucho, tenemos la información que nos dan en los encuentros y los ponemos en práctica acá en casa, a veces cuando hay una falla uno busca en los folletos para leerlos”, asegura.

Con los ojos llenos de esperanza, concluye: "Si me preguntan qué me ha gustado, todo, el acompañamiento, las enseñanzas, la compañía, los consejos, todo. Aldeas fue para nosotros una bendición. Y sé que, con el apoyo que hemos recibido, mis hijas podrán mirar hacia adelante y construir un mejor futuro".

 

Aldeas Infantiles SOS es una ONG internacional comprometida por los derechos de la niñez, la adolescencia, la juventud y las familias.

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*Nombres cambiados por protección.