“Colombia mi nuevo hogar y Aldeas mi nueva familia”, la historia de Luz Dary
septiembre 14 2023

“Colombia mi nuevo hogar y Aldeas mi nueva familia”, la historia de Luz Dary

 

En un camino que no es fácil, la migración,  

en el que se superan miles de obstáculos y el desarraigo

 es la emoción que prevalece, a Luz Dary*

y su familia les sorprendió el cuidado,

la empatía y el vínculo.

 Ella lo describe así:

 “es como una familia más con nosotros”.

 

Migrar, un reto familiar

Con voz entrecortada Luz Dary*, una mujer de origen venezolano, de 33 años, y madre de dos niñas, resume lo difícil que fue llegar a Colombia en una frase: “en realidad no tenía familia acá”.

Ella migró desde Venezuela hacia Colombia: probó suerte en Cauca; luego, con su actual pareja, migraron a Perú, pero allí sufrieron xenofobia y su hija mayor Ana*, de 7 años para ese entonces, no contaba con cupo escolar ni acceso a salud, a menos que fuera una urgencia vital, por lo que decidieron volver a Colombia, específicamente a Cali en el Valle del Cauca, porque de acuerdo a lo que sabían, había más negocios y oportunidades de montar una venta de comida.

Pero dice ella “resulta que nada se nos dio”. En el camino entre Perú y Ecuador los robaron, por lo que perdieron parte de sus documentos, dinero y elementos básicos para seguir. El acceso a alimentos fue muy complejo y dependían de lo que otras personas les compartieran “si [la comida] estaba fría o estaba caliente, como estuviera, no la regalaban. En verdad pasamos mucho, con decirle que la niña me duro 20 días con diarrea (por la mala alimentación)” cuenta Luz Dary de aquella época.

 

El cuidado en la migración, la gran diferencia

Las cosas pronto cambiarían. Luz Dary*, junto a sus dos hijas y su esposo, llegó a Nariño, un bello departamento al sur de Colombia que limita con Ecuador, por el que transitan día a día cientos de familias procedentes de Venezuela que buscan un nuevo comienzo o que retornan tras duras experiencias. Este es uno de los corredores migratorios identificados en Colombia, en el que confluyen varias organizaciones sociales para atender y acompañar a la población en tránsito o con perfil de permanencia.

De ahí que, lo primero que hicieron como familia cuando llegaron a Pasto fue buscar ayuda en albergues, para no pasar las noches en las calles, pues la temperatura en la capital del departamento puede llegar a los 12°C. Desde entonces todo empezó a mejorar. Luz Dary* valora haber conocido personas que han sido un apoyo, un soporte para seguir adelante, según dice “me han ayudado mucho con mis hijas en el sistema de salud, en educación, en consejos me han ayudado mucho con orientación. Siempre están ahí”. Y es que ella hace parte del proyecto SOS “Mantener a las familias unidas” que implementa Aldeas Infantiles SOS en dos de las más importantes zonas fronterizas de Colombia: Nariño y La Guajira. Ella describe su experiencia, así: “es como una familia más con nosotros”. 

 

 

Luz Dary y su familia cuentan hoy con: acceso a educación para sus dos hijas (Ana* se encuentra cursando primero de primaria en una escuela, a la que también asisten niños y niñas de su natal Venezuela, y Carla* asiste a una sala cuna en el Centro de Desarrollo Infantil -CDI- del municipio; acceso a servicios de salud: vacunas, controles de crecimiento y desarrollo, atención por pediatría, urgencias y demás servicios médicos; atención en salud mental para la madre y las niñas; acceso a kits escolares, vestuario y de alimentos; orientación para la encuesta del SISBEN y para la regularización y afiliación al sistema de salud colombiano, entre otros.

Una parte fundamental de la atención se ha centrado en fortalecer a Luz Dary* y a su pareja, como entorno protector para Ana y Carla, y lograr así mantener su familia unida. Esto teniendo en cuenta que un importante componente de este proyecto SOS es fortalecer a las familias, a través de la seguridad y protección de los menores de edad en su familia de origen, para prevenir la separación familiar y la institucionalización de las niñas, niños o adolescentes.

 

Colombia, su nuevo hogar en el mundo

Su vida hoy es más tranquila, pues su esposo cuenta con trabajo como constructor, lo que les permite contar con el recurso para el pago de arriendo y la compra de alimentos. Sus hijas gozan de salud, asisten a la escuela y se les ve felices. Ana, por ejemplo, muestra con mucha felicidad sus buenas calificaciones por las tareas y trabajos en clase y está feliz de ser parte del comité ambiental de su curso, pues su buen comportamiento la llevaron a ser elegida para ser miembro de ese grupo; por su parte, Carla llega emocionada al CDI y dice Luz Dary en medio de risas “es que ni me mira cuando la dejo cada mañana, pues es tanta la felicidad, que se olvida de mamá”.

Ella y su pareja esperan estar un poco más organizados económicamente para comprar los insumos y materia prima para elaborar y vender tinto y arepas, tarea que asumiría Luz Dary en las calles de Pasto, de esta manera generarían más ingresos y tendrían una mejor calidad de vida. Luz Dary* quiere cumplir su sueño: “montar un puesto de comida, alquilar una casa donde me den un espacio para yo montar mi puesto. Y yo tener mi negocio mío, esa es mi intención, siempre la he tenido”.

Se quieren quedar a vivir en Colombia, pues se han sentido cómodos, tranquilos y sienten que encontraron aquí su nuevo hogar en el mundo. A Venezuela solo quieren regresar a visitar a esa familia que por la migración tuvieron que dejar.