Andrea es una joven que se describe como una mujer divertida, comprensiva, carismática, inteligente, trabajadora y disciplinada; le gusta ver películas, bailar, hablar y, si le ponen a escoger el mejor plan, su respuesta siempre es compartir con sus hermanas, con quien tiene un vínculo muy fuerte, y con sus sobrinos.
Andrea es una joven independizada participante del servicio de acogimiento familiar de Aldeas Infantiles SOS en Colombia, que hoy nos abre su corazón para contarnos su experiencia, sueños y más grandes anhelos.
Sentí desde el primer momento que era una familia 100% mía
Corría el mes de enero cuando Andrea y sus hermanas recorrieron por primera vez el que sería su nuevo hogar: las casas y las familias SOS de Aldeas Infantiles SOS. A primera vista le pareció que las casas estaban solas y había mucho silencio, por lo que no les pareció tan llamativo. Pero una vez ingresaron a su nueva casa y fueron acogidas por la mamá SOS, la tía SOS y los niños y niñas sus ojos brillaron y su corazón se llenó de emoción al recibir tanto cariño en un solo instante; “Sentí desde el primer momento que fue una familia 100% mía” asegura Andrea.
Y continua “viví en la aldea casi 16 años y fue un proceso súper bonito ver crecer a mis compañeros a los que conocí pequeños, verlos ahora, cómo cada uno está cumpliendo sus sueños y también la evolución de todos”.
Cada persona dejó su huella
Esta joven recuerda con alegría su niñez, los momentos de infancia feliz que tuvo en Aldeas Infantiles SOS, llenos de piñatas, celebraciones de cumpleaños, caminatas, sonrisas, juegos, apoyo y una familia, un hogar donde siempre ocurría alguna historia maravillosa por contar, como las tardes en las que jugaban con las tías SOS, sus hermanos y hermanas a buscar dulces que ella había dejado por toda la aldea.
Y recuerda con mucho cariño las fechas especiales como los bautizos, la primera comunión, los 15 años, los grados y muchos más, fechas que se convertían en días mágicos pues la mamá SOS y las tías SOS hacían todo lo posible para que cada niño, niña y adolescentes que conforma la familia sienta lo especial e importante que es y que a través de una torta, unos globos, una piñata y tantos detalles más se exprese el más sincero amor de familia. “Eran fechas donde la tía preocupaba para que todo saliera lindo, para que fuera un día especial”, dice Andrea con el rostro de agradecimiento.
Ahí estaba siempre Mariela, para lo que necesitara
Durante los años que Andrea vivió en Aldeas Infantiles SOS conoció muchas personas que sin duda dejaron huella en su corazón y su memoria, le enseñaron valores y grandes aprendizajes para su vida. Pero una de ellas, la asesora Mariela, lleva un lugar muy especial; “Ella me apoyó en todo, ella confiaba más en mí que yo misma. Me decía usted puede, yo sentía que no me alcanzaba el promedio, ella me decía intentémoslo, pasemos la propuesta, lo peor que nos puede decir es que no. Ahí estaba siempre Mariela, para que lo que necesitara”.
Enfatiza que son muchas las personas que hicieron de esos años, años de experiencias, unión, apoyo, seguridad y amor. Las recuerda a cada una de ellas con una marcada emoción de agradecimiento y cariño: “personas importantes como las tías Esperanza, Diana, Xiomi, Yolanda, el psicólogo, Iván, también la primera tía, Cristina, que nos recibió, nos dejó algo claro a mí y a mí hermana, el ser responsables y pensar en nosotras, nos enseñó qué era la disciplina, también muy amorosa, cuando yo llegué, uno llega muy pequeño, era tan cálida que a todos nos hacía sentir súper especiales, uno sentía que estaba con una mamá, también nos enseñó canciones, nos hacía juego; y con el colegio era súper estricta, sentí su respaldo desde el primer día que la conocimos”.
Me dieron ese consejo, que no podía dejar la cosas cuando las viera difíciles
Cuando le preguntamos a Andrea sobre los momentos difíciles de su vida recuerda uno en especial que le dejó un gran aprendizaje. En un momento de su etapa escolar pensó en retirarse o cambiarse del colegio porque tenía un énfasis contable que le dificultó un poco el proceso. “Yo me sentía súper frustrada porque ponía todo al revés, me confundía mucho con eso, entré en crisis y quise cambiar de colegio, yo estudiaba en un muy buen colegio en Bucaramanga, yo convencí a la tía pero una asesora no me dejó, me dijo entonces ante cualquier reto usted lo va a dejar. Siempre me dieron ese consejo, que no podía dejar las cosas cuando las viera difíciles, me calmaron y me dieron apoyo”.
Otro de los momentos que recuerda como problemáticos fue en la universidad donde estudió ingeniería financiera: “cuando llegué a cálculo, le dije a la tía, no tía me equivoqué de carrera, yo era como para contabilidad, yo me frustro mucho cuando no me salen las cosas, pero siempre tuve ese apoyo, el ¡usted puede!, gracias a eso estoy donde estoy, me llena de orgullo lo que he logrado académicamente, muchas veces por esos consejos que recibí”.
“La verdad estudié para verme como estoy hoy”
Andrea estudió Ingeniería Financiera, rememora que su decisión tuvo que ver con un ejercicio dentro de su colegio, allí creaban empresas: “nosotros teníamos que pasarle a los profesores cómo iban nuestra empresas y entonces colocaron nuevo puesto, de Dirección fFinanciera, y pues yo, después de que no me sacaron en sexto, me volví muy buena en contabilidad, entonces ese nuevo puesto de directora financiera, me dije, eso suena muy bonito, ustedes se imaginan yo profesional, que me digan directora financiera y ahí fue que empecé a buscar, encontré ingeniería financiera en la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Cuando entré a la universidad tenía mucho miedo, la aldea tenía recursos limitados, llegar allá, entonces había muchas personas con historias similares a la mía, por lo que no me sentí discriminada, formé mi grupito de amigas, y aproveché bastante la universidad”.
Andrea culminó recientemente su especialización en Riesgos Financieros y trabaja en una empresa en el área financiera; “la verdad estudié para verme como estoy hoy, me imaginaba analizando empresas reales, en las clases decía esto me gusta, me veo en esto y ahora es lo que hago, hago formación, llegué a una empresa que es muy buena, un equipo que es muy cálido. Me he encontrado gente muy linda en la vida”. Piensa cómo continuar logrando sus metas y proyectos, quiere alcanzar el título de magister y un doctorado, y viajar para conocer muchos lugares de Colombia y el mundo.
¿Qué significó Aldeas Infantiles SOS para Andrea?
En sus propias palabras así concluye nuestra protagonista: “Una oportunidad que me dio la vida, como que la vida normal es una mamá y un papá, pero la aldea fue una segunda oportunidad, una segunda vida que dijo: oiga no todo es tan malo, y me mostró lo bonito que es la vida, yo puedo decir que Aldeas es mi familia, la aldea le mete corazón, está pendiente de uno, para mí la aldea fue mi familia y será siendo mi familia por siempre”.
Para Andrea la familia es el centro de todo: “cuando uno está mal, ¿a quién busca?, a la familia, allí encuentra amor, comprensión, es como la base de la vida, tener una familia, es tener apoyo, contar con ella, yo no estoy sola literalmente yo tengo la familia más grande del mundo, cuando yo necesito algo yo sé que incluso estando afuera, siempre contaré con ellos”.