Ser madre de corazón ha cambiado mi vida y me ha dado la oportunidad de cambiar la de muchos niños y niñas que han pasado por situaciones de maltrato y violencia. Sin importar que ellos se queden a mi lado 3 meses o un año, siempre he tratado de darles lo mejor antes de que regresen a su hogar o antes de que sean adoptados.
Hoy en día mi familia está compuesta por mi esposo José, mis hijas biológicas Diana y Laura y mis hijos sustitutos Danilo, Miguel y Anita, quien tiene una condición de discapacidad. Ellos hacen que yo me sienta orgullosa. Por ejemplo, cuando Ana mueve la cabeza, se me acelera el corazón de alegría y cuando Danilo me muestra sus buenas notas, me siento inmensamente feliz.
Por supuesto, durante este camino también hemos vivido momentos difíciles. Sin embargo, Aldeas Infantiles SOS ha estado allí para acompañarnos. Ellos están muy pendientes de nuestra familia, de los niños y de nuestros proyectos.
Puedo decir con emoción que todo este proceso de ser madre sustituta ha valido la pena; se necesita mucho amor, carisma y responsabilidad, pero es una labor que transforma vidas. Por eso invito a todas las mamás a que seamos fuertes, creamos en nuestros hijos y en nosotras mismas. ¡Feliz día mamás!