En marzo del 2000 fui integrada junto con mis dos hermanas menores a la familia SOS de Consuelo Franco en Aldeas Infantiles, un lugar lleno de personas y experiencias nuevas que con el paso del tiempo me enseñaron y formaron como mujer para afrontar la vida; “este nuevo hogar me hizo sentir como una persona privilegiada y bendecida”.
Tengo muchos recuerdos de esa época, las olimpiadas, los paseos, las novenas, las fiestas y toda clase de ocurrencias que hacía con mis amigas de infancia. Viví lo que cualquier niño vive en su niñez, creo que no se me quitó ni se me añadió nada, incluso me atrevo a decir que crecí en una familia con menos problemas y tropiezos que una familia con lazos consanguíneos, aprendí a ser autosuficiente en todas las áreas, mi madre SOS me enseñó valores y principios con la intención de que fueran algo práctico a lo largo de mi vida, esta valiosa compañía y la de mis hermanas fueron orientado mi camino durante la época escolar, para más adelante tomar una decisión “mi carrera profesional”.
Estudié Trabajo Social y durante los primeros semestres siempre me preguntaba ¿Por qué escogí esta carrera? hoy puedo afirmar que quiero aportar desde mi trabajo a los que lo necesiten.
Actualmente trabajo en una fundación como directora de área donde ejerzo mi carrera y hago lo que me gusta, trabajo con familias y población vulnerable, allí he aprendido a valorar cada vez más mis bendiciones y he tomado la experiencia laboral como una ganancia personal invaluable.