Con los verdugos en casa
Informe especial – julio 18 2012

Con los verdugos en casa

EL 84% DE LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR SON NIÑOS Y NIÑAS

En el año 2011 el país registró el asesinato de 1.177 niños, niñas y adolescentes. Solo en los primeros cuatro meses de 2012, la cifra llegó a 342 víctimas fatales, lo que representa un promedio de tres homicidios al día.

“La familia, que es la primera llamada a proteger a los niños y a las niñas, es la que genera, por acción u omisión, la mayoría de los actos violentos contra sus propios hijos”. Es la lectura que hace la directora nacional de Aldeas Infantiles SOS, Ángela Rosales, al emitir un llamado a los adultos para que pongan fin a la violencia contra la niñez y asuman sus obligaciones en la tarea de protegerlos.

Bogotá, D.C., 17 de julio de 2012. El 11 de julio pasado, la clínica El Rosario de Medellín confirmó la muerte de una niña de seis años que pocos días antes había caído de un piso 18, en el barrio El Poblado de la misma ciudad… El viernes 8 de junio, en el municipio de Sabana de Torres (Santander), la Policía reportó el homicidio de una niña de 14 años que fue atacada por su novio, de 25… El sábado 8 de mayo, las autoridades hallaron el cuerpo sin vida de una pequeña de cuatro años que había desaparecido en el municipio de Tello (Huila) y que al parecer fue asesinada por su tío político… El martes 4 del mismo mes, una llamada anónima alertó sobre el cuerpo de un feto de ocho meses que fue lanzado desde un vehículo en movimiento en una de las principales avenidas de Bogota.

La cronología de la violencia contra la niñez es una secuencia sin fin. En el año 2011, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses registró 1.177 homicidios de menores de edad en el territorio colombiano. En 2012, solamente el reporte de los primeros cuatro meses dejó un saldo de 342 víctimas fatales, cifra que representa un promedio de tres asesinatos al día.

“La sociedad colombiana se ha acostumbrado a situaciones de violencia que son recurrentes entre los adultos y que también están convirtiendo a los niños, las niñas y los adolescentes en víctimas”, analiza Ángela Rosales, directora de la organización Aldeas Infantiles SOS. “Somos una sociedad que por sus fenómenos propios registra muchos casos de violencia y que ve con indiferencia que las consecuencias también pasen a nuestros niños y niñas”.

De todos los homicidios cometidos contra niños, niñas y adolescentes entre enero y abril de 2012, el 60% se registró en las capitales del país. De 203 casos ocurridos en estas ciudades, el 35% se ubicó en Cali, el 19% en Bogotá y el 17% en Medellín. Los demás están distribuidos en otras 19 capitales, con relativa preponderancia en ciudades como Cartagena, Barranquilla y Cúcuta.

Con los verdugos en casa

Tal como lo muestran los reportes oficiales de los últimos años, es una constante que los niños y las niñas encuentren a sus verdugos en sus padres y parientes más cercanos. Para los primeros cuatro meses de 2012, en el 84% de los casos de violencia intrafamiliar valorados por Medicina Legal la víctima fue un niño, una niña o un adolescente.

“Es muy grave que la familia, que debería ser por excelencia el ámbito de protección de los niños y niñas, sea en la mayoría de los casos el escenario de la vulneración de sus derechos”, plantea Ángela Rosales. “Muchos de los niños con los que trabajamos en Aldeas Infantiles temen situaciones de maltrato, sobre todo físico, por parte de sus padres. Por eso uno de los grandes temas para trabajar con ellos es precisamente cómo generar entornos de convivencia familiar y pautas de crianza desde el enfoque de derechos”.

Según el registro de la violencia intrafamiliar que hace Medicina Legal, los departamentos con mayor cantidad de niños, niñas y adolescentes valorados este año en el Instituto por este tipo de situaciones son Antioquia (11%), Cundinamarca (10%) y Valle del Cauca (6%). Un análisis por capitales, donde se produjeron 2.239 de los 3.366 casos, muestra cómo Bogotá puntea la lista, con el 43% de los eventos reportados en dichas ciudades.

Esta concentración de las cifras, según Rosales, puede ser consecuencia de varios factores como las presiones propias de la vida en las urbes, pero también puede responder a la facilidad y la cercanía de los mecanismos de denuncia. “Muchos de los casos de las zonas rurales no se denuncian”, explica. “Allí también hay constantes vulneraciones de derechos, pero en la mayoría de las ciudades la gente tiene más posibilidades de denuncia y hay más presencia del Estado”.

¿Qué está pasando?

Para la directora de Aldeas Infantiles SOS, la persistencia de las agresiones contra la niñez no solo muestra que las conductas de violencia que hay en la sociedad se han ido reproduciendo en el ámbito familiar, sino también que el rol de la familia en la crianza de los niños se está desdibujando.

“Las familias han dejado en manos de otras personas e instituciones algunas de las obligaciones que tienen y que no son delegables”, explica Rosales. “Muchas de ellas han entregado sus responsabilidades al sistema escolar o se quejan de que es el Estado el que no está ejerciendo su rol; y si bien es cierto que aún faltan políticas para brindarles el apoyo que deben recibir, creo que las mamás, y especialmente los papás, se están desentendiendo de la crianza de sus propios hijos”.

A esta omisión de responsabilidades se suman otros factores que estarían aumentando la vulnerabilidad de los niños frente a la violencia en sus hogares. Entre los más notorios, Rosales cita los conflictos generados por las dificultades económicas, el consumo de drogas y licor por parte de los padres, y la incoherencia entre las normas que imparten a sus hijos y las que ellos mismos aplican. Se destacan también las situaciones laborales que han obligado a muchos niños y niñas a permanecer solos o bajo el cuidado de terceros que no siempre están capacitados para ejercer un verdadero rol de crianza.

“En muchos hogares no se vive un entorno red de familia sino de vivienda común que no es lo que los niños necesitan”, afirma Rosales. “Ellos necesitan una familia que no se hace simplemente teniendo un hijo y que solo se logra construyendo lazos a partir de la crianza y de los espacios de convivencia entre padres e hijos, elementos que debemos reforzar”.

Fuera de casa

La líder de Aldeas Infantiles SOS, organización que protege a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en condiciones de riesgo social, procurando romper los círculos de maltrato que hay en sus familias, coincide en que los homicidios y las lesiones en contextos de violencia intrafamiliar no son las únicas evidencias de las conductas de violencia contra la niñez que deben alertar a la población y generar soluciones.

En efecto, además de las víctimas fatales, en el año 2011 Medicina Legal evaluó a 20.960 colombianos menores de 18 años que resultaron lesionados como consecuencia de la violencia interpersonal, es decir de aquella que ocurre en las calles y en escenarios distintos al contexto familiar. En los cuatro primeros meses de 2012 el número fue de 6.747 niños, niñas y adolescentes valorados por la misma causa.

Legitimando el maltrato

Para Ángela Rosales, otro de los factores generadores de violencia contra la niñez tiene que ver con viejos patrones culturales que siguen considerando como válidos los castigos físicos o degradantes, entre otras formas de maltrato. En los primeros seis meses de este año, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar inició procesos de restablecimiento de derechos para 64.449 niños, niñas y adolescentes. En el 23.5% de los casos el motivo de ingreso fue el maltrato.

“Muchos papás saben que no está bien usar la violencia como castigo para sus hijos, pero desconocen las pautas de crianza adecuadas y no saben cómo hacerles un llamado de atención”, dice Rosales. “Creo que ese es otro de los grandes retos que tenemos como país: hacer que todos los papás y las mamás encuentren formas adecuadas de criar a los niños y rompan esos esquemas tradicionales que admiten la violencia”.

Educación sexual

Finalmente, la directora de Aldeas Infantiles hace un especial énfasis en la necesidad de buscar mecanismos que refuercen la educación para una salud sexual y reproductiva adecuada, especialmente entre los adolescentes y jóvenes, con el objetivo de que la maternidad y la paternidad sean decisiones más responsables e informadas. Este, según su análisis, sería un camino para evitar que el país siga registrando un alto porcentaje de embarazos no planeados, cifra que oficialmente alcanza el 52% de los nacimientos.

“Es claro que un hijo no planeado le genera a la familia cargas adicionales que no quería tener y que posiblemente no sabe cómo manejar”, reflexiona Rosales. “Eso puede llevar a los padres a repetir situaciones de maltrato, y por eso es necesario darle a esas familias un apoyo adecuado para que ese niño que no planearon tener pero que ya viene en camino no crezca en un entorno de violencia”.

Algunas iniciativas planteadas desde el Estado y desde las organizaciones sociales han empezado a apuntar a la necesidad de ofrecer a las familias un soporte que trascienda el simple hecho de prestarles servicios básicos, buscando la modificación de las relaciones entre sus integrantes. Una de ellas es el fortalecimiento del programa Familias con Bienestar, iniciativa del ICBF dirigida a las familias en situación de vulnerabilidad y pobreza que busca prevenir la violencia y promover la convivencia pacífica en sus hogares.

“Creo que hay que trascender de la atención de los niños a la atención integral de las familias para que los adultos puedan liderarlas y criar a sus hijos con un enfoque de derechos”, analiza la directora de Aldeas Infantiles SOS. “Muchas familias acceden a una serie de servicios que mejoran las condiciones materiales de vida, pero no generan capacidades de desarrollo ni transforman lo que el niño vive dentro de ellas”, puntualiza.

informe abuso sexual infantiles en colombia

 Descargar socumento adjunto: Cuadro de homicidios en donde la víctima pertenece al grupo de Niños, Niñas y Adolecentes.