Nancy y su familia decidieron hace 16 años abrir las puertas de su hogar para acoger a niños, niñas, adolescentes y jóvenes que han perdido el cuidado de sus padres, y así convertirse en una familia sustituta llena de amor, respeto y seguridad. Conoce esta aventura que les ha permitido transformar vidas.
En Túquerres, Nariño, vive Nancy con su esposo y sus dos hijos, ella se describe como una persona alegre, perseverante, que le gusta indagar y buscar las formas de lograr lo que se propone. Cuando conoció el servicio de familias sustitutas no dudo en postularse, pues ya tenía experiencia cuidando niños y niñas, y además tenía el apoyo de su familia para continuar con esa bonita labor.
Para Nancy hablar sobre su experiencia como madre sustituta es motivo de orgullo y felicidad, por eso una sonrisa se dibuja en su rostro siempre que recuerda a todos los niños y las niñas que han pasado por su hogar, a quienes ha acompañado y apoyado en cada etapa de su desarrollo para que vivan momentos de infancia feliz.
Pero hay una historia que la ha marcado y la sigue marcando, es Jerónimo* un niño en condición de discapacidad que fue acogido por Nancy y su familia hace un poco más de once años. Tiempo en el que ha recibido todos los cuidados, el amor y la atención que necesita para mejorar su calidad de vida.
A pesar de las dificultades que puede tener cuidar a un niño en esa condición, Nancy fue aprendiendo cada día y acompañándolo en ese proceso, hasta lograr que Jerónimo* pasara de un estado vegetativo a comer solo y caminar con ayuda. “En estas labores se necesita el apoyo de muchas personas, yo tengo el apoyo de mi esposo, de mis hijos, de mi familia y de Aldeas Infantiles, no estoy sola en esto” afirma Nancy.
Desde Aldeas Infantiles SOS, se brinda acompañamiento a las familias sustitutas para que los cuidadores desarrollen capacidades de cuidado y protección de los niños y niñas, como lo dice Nancy “cuando necesito una orientación Aldeas está ahí, están pendientes de los niños y de nosotros como familia, la verdad el acompañamiento ha sido muy bueno”.
Gracias a esa red de apoyo, Nancy ha podido acompañar y cuidar a Jerónimo*, que ha tenido avances en su salud y encontró el amor incondicional de una familia unida, donde predomina el diálogo y el apoyo mutuo, “en esto hemos sido una sola familia con Aldeas y mi hogar, porque todos estamos por un solo objetivo, el bienestar, la protección y ver a los niños, niñas y adolescentes de la mejor manera” concluye Nancy.
¡Con tu apoyo logramos que más niños y niñas crezcan en el calor de un hogar!